Si tomamos por cierto que “La Verdad realmente existe y es
una”, bien en el fondo nunca podemos o pudimos llegar a estar en real
desacuerdo. En tal caso estuvimos más equivocados o menos equivocados, nada
más.
La verdad… a la Verdad, nunca la he visto a los ojos, pero
-si se dejase ver un momento- si acaso se descuidase un segundo, confluiríamos
todos en un fuerte abrazo. Una guerra sería posible sólo entre los que
practiquen la necedad.
La Paz sería sinónimo de Inteligencia, “inteligencia -
militar” serían finalmente reconocidos como antónimos (para alegría de Groucho
Marx “Inteligencia militar son dos términos contradictorios”).
La Felicidad sería casi obligatoria, casi inevitable…
Si tomamos por cierto que “la Verdad existe y es una” más lo
anterior, reconoceremos que bien en el fondo existe un profundo acuerdo que nos
excede, que nos une inexorablemente. Entonces coincidiríamos desde el vamos, en
que es más que buena política ir abrazándonos desde ya… ¿no? Tiene lógica,
tiene belleza…